miércoles, 14 de mayo de 2014

La alcoba del tercer piso

            Todo comenzó cuando alguien dejo abierta la ventana
             Desde hacía años la casa permanecía triste y solitaria. Monótonamente los habitantes repetían sus tareas. Sus vidas habían sido diferentes. La desaparición  cambió sus historias.
            Esa inexplicable noche marcó un antes y un después en la casona del boulevard.
            La alegría y la felicidad habían escapado, se esfumaron por la ventana  de la habitación de Samuel .
            Cinco años de preguntas sin respuestas.
Desde entonces la alcoba permanecía igual a la mañana de la verdad, del vacío, del niño ausente. Sin rastros, ni indicios en la quietud de la desesperación.  Cinco años intacta, la ventana cerrada para que ni la menor brisa alterara  lo único que les quedo. Un santuario de desolación se erguía dominando la casa.
            Rutina, silencio; sobrevivir la ausencia.
            En un pálido amanecer, el olor a tostadas y los pasos de los hermanos hicieron eco en los pasillos. Los padres sobresaltados se pararon frente al cuarto y empujaron la puerta entreabierta.  El viento matinal acunaba las cortinas.
            La voz de Samuel retumbó por toda la casa, los llamaba desde la cocina.
El lugar ya no era igual, la inmaculada  pared estaba poblada de palomas que se fundían con la pintura. 

El color descendía desde el tercer piso.

(Imagen del libro : "Los libros del Sr. Burdick) 

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