lunes, 3 de diciembre de 2012

El titiritero

titiriteros by miguelnfoto
titiriteros, a photo by miguelnfoto on Flickr.

El titiritero se estiró, hizo sonar su dedos y tranquilo contempló el retablo, todo el poder estaba en sus manos.
Las marionetas seguían moviéndose, se mantenían en la ilusión de que se movían por sí mismas. Sus hilos invisibles le daban la razón. Algunos jugaban, seguían con sus trabajos; unos eran felices, otros, no. Todos disfrutaban de la paradoja de la ficción, el guión de sus vidas. Él, los dejaba pasear, creer, ganar y perder. Había jefes y dependientes. Creadores y copistas. Cazadores y víctimas. Vivían en un mundo creado, pero no por ellos, y no lo sabían.
Comenzó a preparar la nueva función cuando sintió hambre, miró todo el escenario y entre bambalinas, decidió quienes serían su aperitivo.
Algunos títeres desaparecieron de la faz de la Tierra.

martes, 23 de octubre de 2012

Escribir

Folio en blanco by Paula Camps
Folio en blanco, a photo by Paula Camps on Flickr.

Nubes flotan y estorban
El fantasma presente
Ante la hoja en blanco
de inspiración, ausente

Las palabras emergen:
lluvia de personajes
ellos, ya , listos están
para emprender el viaje

Las ideas despiertan,
una historia debe nacer
amanece en el bosque
saben que deben hacer.

Solo sigue sus huellas
relato y fantasía.
Resplandece la magia
Páginas de utopía.

Se dibuja el sendero,
enredado en su esencia.
Contando sus palabras
olvidando la ausencia.

Las frases se desangran
el escriba cumplió.
Capítulo a capítulo
la historia terminó.

Oraciones unidas,
enorme desafío,
palabras que rebotan
con eco de poesía.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Diario de un cuaderno

cuadernos by Germán Loth
cuadernos, a photo by Germán Loth on Flickr.

Soy testimonio vivo de mi dueño. Bitácora de proyectos. Mis hojas son el plan. Historias de seres que no existen o quizás sí, viven en mí.
Herramienta, acompañante, instrumento, soy cada uno y todo a la vez.
Mi destino asiste a otros. Sostiene momentos memorables y crisis que prefiero creer como producto de la imaginación y no padecimientos reales.
No sé cuál es la verdad y qué es lo imaginado.
¿Importa? No.
Que yo custodie los manuscritos es el valor de mi existencia.
Notas
Historias
Investigación
¿Qué contengo? No lo sé, solo me importa que soy útil, el registro de un momento, de una frases, de un final que quizás nunca llegue. Haré perdurar sus palabras, ideas y su vida misma tal vez.
Testigo irremediable y fiel de amores plenos o fatales, locuras de pasión o de poder, grandes decepciones, desesperanzas y utopías.
No soy el creador, sí el mensajero, el perpetuador de escritos jóvenes y de letras maduras.

martes, 28 de agosto de 2012

Atemporal ( escrito con Julián Gradilone)




Como de costumbre, a las 6, oí el despertador, lo dejé sonar varias veces y no lo apagué a la espera de la repetición de la alarma 10 minutos más tarde, mi acto de rebeldía diario al horario impuesto por mis responsabilidades. Sí, mis responsabilidades, jamás cuestionaría eso porque  tendría que escuchar la extensa explicación con las lista de cosas con las que debo cumplir, que es lo que corresponde, como dicen y me repito cada vez que la alarma me devuelve al día.
Una vez arriba, una inspiración profunda y de pie.
Directo al baño, el agua fría en la cara terminó de despertarme. Cepillo, pasta dental, toalla, cada cosa en su lugar nuevamente, mientras  el agua de la ducha tomaba la temperatura que me agrada. Orden, después de la higiene.
Casi  llegando las 7, el desayuno me esperaba  en la mesa, otra secuencia del ritmo de mi vida, en la medida exacta.
Después los ejercicios para mantenerme en calma, es necesario que cumpla con cada una de mis rutinas, es parte mí, para poder volver a la normalidad de mi día a día. Cada cosa en su momento, nada de apuros, un poco de orden, solo eso, un poco de orden, sin atropellos, sin ansiedad, una hora de caminata y el estiramiento correspondiente. Los ejercicios de respiración devolvían la estabilidad a mis fibras que, como cada mañana, casi a las 10 se desordenan, pidiéndome, suplicándome otro desafío, otro rumbo.
Respiración, orden, armonía y la afirmación diaria: “Mi principal responsabilidad es mi integridad: cuerpo – alma- espíritu”.  Un día más, solo hoy, sin contar cuántos me faltan.
Mi grito interior se ahogaba por segundos, pero seguía allí, se filtraba por mis venas, lo sentía en mis muñecas.
10.05, retraso, se alteraba mi rutina, y mis ganas de plantar todo cronometraba más certeramente que mi razón.
10.15, el temblor se apoderó primero de los dedos para tomar las manos por completo, y la voz que me sacudía ya era una risa burlona en mi cabeza con su frase “Inspiraciones más inspiraciones menos, lo que necesitas es respirar, respirar aire puro, libre”.
No pude comprobar si la aguja marca las 10.30. Acabo de estrellar el reloj contra la pared
Inspiré fuerte, me senté,  quería recuperar el control, la carcajada me rondaba y retumbaba ya por las paredes.  Intenté acompasar la respiración, las partes del reloj se burlaban de mí, mostrándome  mi fala, mi falta de integridad – cuerpo, alma, espíritu- desencajada: el cuadrante en el piso, las agujas partidas y sin tic – tac.
Mis latidos se oían, era yo, el control otra vez.  Cuerpo, alma, espíritu en una nueva respiración.
Entraron repentinamente. Me resistí cuanto pudo pero lograron sujetarme y darme finalmente la medicación.

Como de costumbre a las 6, oí el despertador, lo dejé sonar varias veces, pero no pude apagarlo, hoy mis manos están sujetas a la cama.

Ya las medidas no son las mismas, no tengo nada en la habitación pero no duermo con mis manos atadas.  Ya no me dominan mis alucinaciones, dicen que estoy recuperando el control, los ejercicios me hacen bien; yo escucho y hago caso, en breve paciente ambulatorio, el fin de semana voy a casa.

Ya van tres fines de semana, puedo estar bajo mi control. Respiro, hago las rutinas, me tranquilizo, me relajo.
Tengo el control, decido después de no sé cuánto tiempo, estoy… abro los ojos….
Esto dura mucho más  de lo que  había pensado, me siento  en un lugar que no puedo discernir  completamente cómo es,  cuál es la realidad,  soy consciente que  hay una realidad o debería. Todo tiene sentido pero nada lo tiene.  Ahora  pienso, quiero creer que estoy pensando y  todo es muy estúpido.
Por momentos me siento que soy el creador de todo, y mi compañero, mi refuerzo de autoconfianza, quien logró que ya no estuviéramos encerrados fue o es una imaginación momentánea que escapó del flujo de pensamientos para hacerme ver la realidad en la que estoy, por momento me doy cuenta que no, y puede rescatar de algún rincón de mí  que solo es la droga. Pero me tengo que esforzar mucho para  pensar solo eso, entonces quizás no es lo que tomé, sino la falta  o una combinación nueva, no sé cuál de las dos sensaciones es, si es narcótica o abstinencia la que  me retiene o me deja ir .
Hay  música, que te va llevando de una manera que no se entiende, es  frenético, en un río de luces  a mucha velocidad y luego la sintonía cambia a algo más pacífico y suave.
 Veo luces detrás de mis ojos, escucho que  tocan timbres y una pelea en la calle. Luces de policía me hacen pensar que están tocando en mi puerta  para que baje la música, que ya no estoy escuchando.
 Todo cae de golpe, estoy hablando con alguien por teléfono. No puedo  hacerle entender que no quiero hablar porque realmente no sé  quién es,  o si lo sé,  pero  simplemente no quiero.
Un gusto pastoso me invade la boca, pasa de suave a amargo. Puedo sentir que ya vomité pero todavía no lo hice. 
Quiero soledad, alrededor se  crean unos mundos concéntricos en el que todo nace vive y derrapa sobre sí mismo infinidad de veces y  vuelve a empezar.  Con cada comienzo  tengo una pausa, y trato de conectarme con la realidad pero ya la perdí.
En el balcón las luces se ven increíblemente vivas, ¿cómo pude llegar al balcón?
Hay una estrella que crece y titila, solo me concentro en ella, el resto se desvanece.
 El cansancio es enorme, tengo el cuerpo todo relajado y pidiendo pista hace rato, pero la mente esta iluminadísima llena de colores y luces que bajan como seres que me veneran.
Ya van 12 horas y no puedo parar, esto había sido una buena idea.  Me acosté, intenté recordar como tomar el control,  pero no puedo dormir me duele terriblemente la columna, hay luces y distorsiones  que se repiten y en la coherencia que puedo hilvanar me puteo y me pregunto cómo mierda hago para ponerle un fin a esto.
Tengo momentos de conexión y busco el cable a tierra, no sé si la realidad es esta o la de todos los días, pero quiero tranquilidad, ya no me importa si es por  tomar mayor dosis, por haberla alterado o siempre fue ,y lo único que tuvimos fue el placebo y estoy viendo cómo es el todo sin estar enmarcado.
Estuve haciendo dibujos parte de toda la noche para enfocar y reconstruir.
Opté por irme pero no sin antes mirarme al espejo, debería haberme hecho caso de escaparle a los espejos, no quiero esa realidad, con la ida y vuelta sin saber cuál imagen real y cuál alucinación me alcanza.
Luché contra todo lo que me tiré encima y no hubo nada que me hiciera  desbarrancar mi propia imagen,  me tiraba caras diabólicas seguidas de súplica y movimientos incoherentes hasta que se calmaba todo y estaba yo otra vez diciéndome que lo había superado.
Los olores, son lo más instintivo, la parte más animal, volví al inicio de golpe, un olor muy violento.
Empezó siendo colilla de cigarrillo, pasó a faso de ahí a desinfectante y terminó siendo un olor tan fuerte con la intensidad de un zorrino.
Pinté una paloma en la ventana,  miró  tres veces para adentro y se fue.  Su partida dio comienzo al amanecer, pero todavía era de noche.
El tiempo se hizo ciclos, pero completamente  siento la dignidad ante el tiempo. Miro  el reloj cada 3 minutos.
10 minutos.
30 minutos.
Avanzaba muy lento.
Afuera es horrible. No quiero poner un  pie afuera. Desde que se despertó la gente es un horror de gritos ruidos y molestias.
Ya va 1 hora extra, puedo parar;  no sé si estoy en la mitad o en el principio de nuevo.
Esto es UNA MIERDA. Estoy en la montaña rusa y me tapo los ojos  para qué mierda me subí ¿no?  Sube y baja sube y baja. Me voy a fumar al balcón. Tengo sed. Ya me tienta empezar a pintar las paredes.
Debería comer algo pero no tengo hambre.
Un  búho de mierda aparece en todos lados, me controla, no lo tolero.
En la brasa de mi cigarrillo apareció un  anciano que  quería impartirme sabiduría.

2:47   estoy  frente a la nada y grito. Definitivamente algo está  fallando.  No puedo entender el engranaje que usa el tiempo, lo veo pero no lo puedo seguir,  cada vez que hago una  línea encima  se ramifica para todos lados.
Ya me hice la idea  de que esto no termina nunca, ¿o siempre fue así y me controlaron?
Pienso en la actividad  colectiva y si  de ahí se saca una persona y se la priva de género,  te queda un muñeco  de barro que podés darle forma como quieras pero siempre termina siendo la barro.
Nadie puede  liberarse de sí mismo. Alguien apareció en una azotea, parado frente al vacío. Miraba todo el universo que podía ver, que era nada. Ínfimo y pelotudo, pero era todo lo que podía ver.  Están ciegos,  dijo. Gritó con todas sus fuerzas. Nadie le prestó  atención. La gente seguía caminando monótonamente,  arrastrando los pies. Se sentía muy solo. No entendía como se había quedado tan solo. ¿O sería mi reflejo? ¿O viendo desde mi vida controlada?
Cayó de rodillas,  susurrando para sí: están ciegos…

Yo vi como es: la música,  los colores,  los olores.

3:22
No siento que esto disminuya ni un poquito. Si bien ya no veo cosas que se mueven ni estoy viajando en la fluyente de información lumínica. No para.
Estoy fumando, trato de medir  el tiempo con los cigarrillos. Así sé que aún no cesó. Creo.
LAS PUTAS IDEAS NO ME DEJAN PENSAR

Son las 3:30
Vi en el malvón la geometría sagrada, Es como se creó todo, empieza desde un punto, y de ahí se ramifica todo.

3:39
Voy a ver si puedo  dormir algo. Necesito descansar.

16:46
Me conecté bastante con la realidad,  sonó un timbre que no me animé a atender. Me aterroriza el afuera.
Enlazando demonios de nuevo, se me soltaron todos, busco controlarme, inspiro, intento relajarme.
Puedo lograrlo estoy al mando otra vez.


Como de costumbre a las 6, oigo el despertador, lo escucho  sonar varias veces. No puedo apagarlo. No tengo las manos sujetas a la cama, respiro con alivio,  mi cuerpo está descansado en  un  abrazo entero que me protege.  No hay olores, todo es antiséptico y extremadamente blanco. 

lunes, 23 de julio de 2012

Los condenados

Multitud by carlos-martinez
Multitud, a photo by carlos-martinez on Flickr.

A pesar del esfuerzo que hagan, todo ya es.
El destino decidió su suerte cuando echó las cartas de sus vidas en la Tierra.
No lo saben pero ya está sellada su fecha de vencimiento.

miércoles, 25 de abril de 2012

En sus zapatos

Pantano desierto by Patry Morales
Pantano desierto, a photo by Patry Morales on Flickr.

La tormenta las unió en el mismo rincón. Una llegó sigilosa y sin rastro como de costumbre, se sentía segura la cueva era su guarida. La otra fue dejando las huellas en el sendero, hundiendo los pies en la tierra mojada. La oscuridad no permitió que la huésped conociera a la anfitriona que miraba atenta y minuciosamente cada uno de los movimientos. Tranquila observó la fragilidad del cuerpo, la tensión de los músculos y admiró el ángulo de cada una de las articulaciones. Su enemiga por siglos la tentaba, la seducía. Su pensamiento la sorprendió, la invadió por completo. Deseó con la fuerza de cada una de sus células ser la otra. Sus antepasados se erguirían en sus nidos indignados. Pertenecer al género humano era denigrante y vil en su historia.
Un relámpago iluminó la caverna. Las miradas se cruzaron. El asombró paralizó a la recién llegada. Un segundo sin tiempo, sólo el deseo palpitó en ese instante. La mordedura fue certera. Sintieron como el frío les traspasaba el cuerpo, luego el calor la sofocó hasta el desmayo. El destino dibujó un nuevo camino.
Cuando despertó se sentía ahogada, se arrastró raspando cada centímetro de su debilitada piel. Estiró sus músculos y pudo hundir en la tierra sus dedos. El piso de su hogar masajeaba el torpe cuerpo. Se movió hacia un lado y el otro, acarició su rostro y hundió las manos en el barro de la entrada. Tomó los zapatos y gateó hasta afuera, esperó debajo de la lluvia que la tormenta cesara.
Una vez recuperada se puso de pie, miró cada sitio a su alrededor y siguió huellas, sintiendo la naturaleza en la piel.
Embarrada y desaliñada llegó hasta la casa. Se sentía embriagada y poderosa.
Comenzó una vida nueva. Recorrió el mundo con su andar sigiloso y sensual. Sus pasos eran únicos. El eco de su taconeo subyugaba el oído masculino. Marcó un antes y un después de su existir en cada vida que conoció.
Una noche de tormenta volvió a la cueva. Una nueva anfitriona la esperaba. Se descalzó y se acercó hundiendo sus pies en el barro. Estaba tranquila, en casa. Un relámpago iluminó el lugar. La mirada de ambas destelló. La serpiente sintió un alivio.
Después del temporal encontraron un cuerpo frío con vida sin ayer y sin futuro.

domingo, 19 de febrero de 2012

Crucero

Preparé la valija, después del año que había vivido, estaba lista para salir, hay cosas que uno decide dejar atrás, y otras pasan y te dejan atrás. En una hora el taxi vendría a buscarme, en 12 horas estaría en el crucero. Este sería un fin de año distinto así que frase hecha, frase trillada: año nueva, vida nueva. Primer paso: 31 de diciembre de una manera diferente, en alta mar, treinta y pico de fiestas en tierra, está vez, no.
Todo preparado y en la espera de los últimos minutos en casa decidí hacer una lista de lo que deseo para el año venidero, como si la vida se dividiera en cuotas de plazo fijo anuales. Hay veces que el capital queda intacto, otras los réditos se escasos pero hay y a veces nos quedamos sin fondos, la realidad tiene tiempos que a veces no son medibles, pero insistimos en cotizarlos con nomenclaturas universales. Ponerse metas está bien, pero en el momento que uno quiere, no tienen fecha de vencimiento ni deben renovarse con el calendario, así que con el apoyo de la decisión de aire nuevo y las ganas de ver un nuevo horizonte, comencé la lista, esta vez el crucero no estaría incluido.
Conocer una ciudad
Aprender a esquiar
Hacer una fiesta de disfraces
Escribir un policial
Y
Y
Y
Terminé la hoja. Minutos después decidí escribir en una nueva los momentos malos para tirarlos. Con lapicera en mano cambié de opinión, los dejaría lejos de mí después, desde la cubierta del barco. Empecé a anotarlos y los ahogaría en el mar.
Sonó el timbre, era el taxi. Colgué la lista en la heladera, sostenida por dos imanes con forma de mariposa. Los otros papeles los puse en la valija.
Partí como estaba planeado. Atracamos dos veces antes de la tarde del 31. Al volver a casa, debería cambiar de la lista, “conocer una ciudad nueva” por “conocer otro país”.
La última tarde del año, me paré y leí con mucha atención lo que quería erradicar, los rompí y los lancé. Dieron una vueltas por el aire, algunos flotaron un poco y otros se hundieron con facilidad. En un rato, que no supe cuánto fue, las olas se unían y separaban en ese ir y venir envolvente, parecía que nunca habían pasado por ella mis anotaciones. Los golpes contra la embarcación repicaban en salpicaduras imperceptibles que no se oían en esa inmensidad azul.
A las doce brindamos. Fuegos artificiales. Un año nuevo, comenzado en altamar. Fiesta de gala, mucha gente y a la vez yo, solo yo junto a mí. Risas, danza en ese movimiento envolvente de ir y venir, incesante del barco, del mar.
La mañana del primer día del año. El barco se convirtió en una escena del crimen. En la cubierta del barco, el cuerpo de uno de los tripulantes. No podíamos bajar, éramos todos sospechosos del crimen de un desconocido. En la espera, en donde algunos se angustiaron, otros se asustaron y hubo quienes se desesperaron, yo empecé a escribir una crónica de los hechos, describí actitudes dignas de una escena de cine y mi versión de los acontecimientos, mi visión de todos los anónimos que me rodeaban y eran parte del capítulo que me tocaba vivir.

miércoles, 25 de enero de 2012

Las armas las carga el diablo

Escopeta by Aragorn_miki
Escopeta, a photo by Aragorn_miki on Flickr.

Con mucho esfuerzo lograron correr el mueble de la sala. Con el último empujón se abrió la puerta inferior y se deslizó la escopeta del padre.
- ¡Ni se les ocurra tocarla!- gritó la madre extenuada asustando los niños.
- Es la escopeta de papá- dijo Lucio y se acercó a levantarla.
- No la toques- sentenció la voz materna.
Los pequeños se miraron y no dijeron palabra. Desde que recordaban la escopeta estaba en la casa. Siempre había sido motivo de discusión. Vivían en el medio del monte, el padre aseguraba que los alrededores estaban minados de peligros. Habían oído cientos de veces de boca de su madre: el dicho “A las armas las carga el diablo”.
Al atardecer llegó el padre. Lucio y Diana escucharon las mismos discusiones que podían repetir de memoria. El aullido de un lobo en la lejanía de la noche cerró la conversación. La escopeta volvió a su lugar. La madre se santiguó y en una silenciosa oración pidió perdón por su decisión.
La pólvora y la seguridad convivían en una extraña tranquilidad. Ya había pasado el otoño, las peleas y las protestas de la mujer se habían ido con las hojas de los árboles.
El domingo por la mañana, padre e hijo partían hacia un día de pesca. La insistencia de Diana tuvo sus frutos, había prometido portarse bien y logró unirse al dúo. Las tres figuras se perdieron por el sendero.
Los rayos de la tarde iluminaban la mesa donde la madre amasaba. El balido del rebaño era ensordecer. La mano enharinada corrió la cortina. Imperturbable, altivo, el lobo miraba una a una las ovejas. El manto de lana se amotinaba contra la muerte en el fondo del corral, el gemido de los corderos imploraba piedad. El rojizo pelaje crecía con cada paso, el cazador elegía su presa.
Despacio sacó del mueble la escopeta, salió de la casa. El lamento de los animales ocultó sus pasos. Decidida, apuntó y disparó. Fueron segundos que parecieron una eternidad.
El depredador sintió su presencia Un insípido CLIC selló el destino de la precavida mujer que se desesperó, y solo pudo maldecirse por haber descargado el arma.