martes, 27 de mayo de 2014

La partida de ajedrez


Había aprendido cuando era chico.  Los movimientos en el tablero eran parte de su vida desde que recordaba.
Comenzó jugando con su abuelo, ocupaba sus tiempos de ocio entre blancas y negras. Se reían, de divertía mucho, a veces pensaba que lo dejaba ganar. Después aprendió que el triunfo no era un regalo, ni casual. Con cada derrota una nueva estrategia  se abría en el siguiente juego.
En la escuela, martes y viernes pasaron a ser la rutina de un entrenamiento analítico y exhaustivo. Diferentes jugadas inundaban su pensamiento.
El primer triunfo en un evento público encaminó el rumbo. Alfiles y torres enmarcaron la dedicación a favor de su dama y su rey. El esfuerzo y el esmero de un peón describían su vida.
Jaque mate:  lograrlo era su pasión, sufrirlo su desdicha.  En el tablero de su vida cosechaba triunfos y reconocimiento. El campeonato mundial se convirtió en la brújula de su existencia.
Batallas medievales se desgarraban en sus sueños.  Sacrificio de peones, caballos confundidos, torres caídas y un negro rey empalidecido por la muerte; su pesadilla. Esa escena encarnizada torturaba su mente. Ante ese augurio, invertía más horas de estudio para analizar y diseñaba su estrategia.
Esperaba en silencio. Al ver el movimiento de su adversario, hizo una mueca de satisfacción.
-          ¡Jaque mate! – sentenció certero.
 “Campeón mundial” se dijo para sí.
Entre las felicitaciones y los saludos, un placer único lo embarcó en una sensación de éxtasis anhelada.

 Más tarde, en soledad, se acercó al único tablero que ya no usaba, el de su escritorio, el de las partidas con el abuelo. Miró su nombre al pie del trofeo en sus manos. Ya no sabía si agradecer o maldecir, su deseo se había hecho realidad. 

4 comentarios:

  1. Muy bueno Lore, aunque en ningún torneo está permitido decir "jaque Mate", perdería automáticamente.

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  2. Juan, muchas gracias! Por tu conocimiento lo arreglé. Tengo otro cuento con un ajedrecista, te lo mando primero antes de publicarlo.

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  3. He participado de varios torneos de ajedrez, conozco su reglamento y por lo que se no esta para nada prohibido, es mas, decir jaque es obligatorio

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  4. Desde aquel día no he movido las piezas en el tablero (Jorge Luis Borges)

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