domingo, 4 de diciembre de 2011

Explosiones

Explosión by pax Delgado
Explosión, a photo by pax Delgado on Flickr.

No quería dormir, tenía miedo a no despertarme. La explosión me había dejado en estado de alerta, las sirenas ya no me alarmaban, eran moneda corriente. Esta vez había sido muy cerca.
Aislada en mi mente, pensé: todo era así o manipulaban nuestro miedo, como cada día en estos tiempos.
Mi libertad, mis pensamientos: ensimismados en esa intimidad de mi cotidiano mundo, me importaba poco todo.
Ruidos más, ruidos menos, más allá en el mundo creado, dominado. Y yo, con movimientos lentos y pausados, con el descanso de la mente en blanco y palabrerío automático.
El dolor de cabeza me desconcentró, los sonidos estridentes y las detonaciones no lo provocaban. Era el asco, las náuseas, el olor, olor a muerte. Las explosiones se sucedían, parecían lejanas, cerca del río, podía ver los destellos desde mi rincón. El efecto dominó no tardaría mucho en arrasar todo.
Morir no quedaría en manos ajenas y si lograba sobrevivir tampoco, me convertiría en un espécimen de investigación. La radiación ya había comenzado con el primer escape, ahora solo era exterminio.
Dueña del último instante pude sentir la fuerza como un empujón fuera de mí. Dieciséis pisos no son mucho, pero fue libre la caída. Luego, sería parte de la hoguera.
Más tarde las cenizas volarán aventuradas por el capricho del viento.

domingo, 2 de octubre de 2011

Un elegido para el páramo

cielo by pedrosantomera
cielo, a photo by pedrosantomera on Flickr.
Nació en un páramo de una tierra a la que sólo iban algunos. El lugar, un secreto para muchos, quienes necesitaran saber de él, conocerían el camino. Los sabios sabrían aconsejarlos.
Las estrellas ya los habían designado, había que esperar sus llegadas.
El cóndor divisó el huevo diferente, marcado; para los habitantes del valle una cacería más. Ese nido no era cuidado por nadie.
El sabio más viejo esperaba, era el tiempo anunciado para una nueva página de la historia.
El huevo se sacudió, el quiebre fue rápido. Pareció que se desperezaba. Un cerdo, o lo que parecía ser uno, se paró; con sus ojos de gato miró curioso al viejo. Se dio cuenta que no era una amenaza y desplegó las alas, sobrevoló el hogar de los únicos. Una parte de él disfrutó el privilegio, recorría el cielo que los animales malditos de dios no podían ver. Divisó cada uno de los límites del terreno, vio a los otros. Tenía mucho que aprender, descendió. Se acercó al sabio y ronroneó reclamando comida.
El anciano y el puerco alado partieron hacia la cueva.
El cóndor suspiró y retornó a su nido donde lo esperaría la esfinge con el nuevo desafío; esta vez lo había encontrado. Sus garras volvieron a ser manos para escribir la crónica.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Astronauta

Nave espacial 3D by pacoramavalero
Nave espacial 3D, a photo by pacoramavalero on Flickr.

Desde que recuerdo soñé con ser astronauta. En otros aspectos de mi vida aprendí, probé y tomé decisiones, de algunas me arrepentí y con otras conviví. Explorar el espacio, era un ideal. A medida que fui creciendo mi objetivo fue cada vez más claro.
Mi afán infantil me acompañó hasta lograr la graduación.
Millones de habitantes en el planeta, miles con el mismo sueño. Cientos de aspirantes para que solo una decena alcance el objetivo. Ser astronauta conjuga un exigente y ardua preparación con el funcionamiento óptimo del cuerpo humano.
No encontré y quizás no encontraré las palabras para describir lo que sentí el día que me dieron la notificación de la misión, ser parte de la selecta tripulación, nuevo destino: Marte; mis sensaciones fueron incalificables, quizás porque no habría situación comparable.
Estaba en el umbral de una nueva era, el primer viaje tripulado y yo en él, a cargo. Entre los más aptos, el mejor, el primero en pisar suelo marciano. Un trabajo que duraría casi un año con una única jornada de ocho horas me ubicaría en el pedestal del éxito.
Desde el momento del despegue entré en la historia. El viaje se realizó tal como había sido planeado. Minutos me separaban de la gloria. Todo había sido diseñado con el máximo desarrollo y cuidando hasta el mínimo detalle de mis perfectas funciones vitales.
La naturaleza me abofeteó y me devolvió al escalafón que pertenezco, la más alta tecnología a mi disposición y sin posibilidades de controlar lo básico, en el traje me esperaba un pañal.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Máscaras

Masks by Iceman Forever
Masks, a photo by Iceman Forever on Flickr.

La máscara me ocultaba de los demás, me daba seguridad. Me impedía ver alrededor, los costados de mi vida. Esos detalles que se juntan de lado, esa sonrisa cómplice, ese guiño al pasar.
La máscara los protegía; me alejaba de ellos y de mí mismo.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Ricitos de oro

Cabanas by Säpö
Cabanas, a photo by Säpö on Flickr.

Ricitos de oro se instaló en la casa. La familia de osos llegó a su hogar y la encontró. Ya no pudieron sacarla.
Hoy los tres osos gestionan la cédula de desalojo, su casa continúa tomada.

lunes, 29 de agosto de 2011

El emperador

Emperador by Altusken
Emperador, a photo by Altusken on Flickr.

El emperador dominaba cada rincón de sus tierras, a cada uno de sus súbditos. Todas las decisiones pesaban sobre sus hombros. Jamás había sentido la carga, su poder lo ejercía sin dudar. La vacilación no era parte de sus emociones. Cada objetivo planteado era cumplido a la perfección, el imperio crecía y crecía.
Era un ser victorioso, digno de poder, los otros no lo habían entendido y ya habían pagado.
En el mapa marcó la nueva conquista; allí construiría el templo donde pasaría sus últimos días. En aquella comarca donde yacían las cenizas de la bruja y el hereje estaba su secreto.
Él, el primero de la dinastía, descansaría en la tierra en que sus padres habían perecido por amor.
Su misión estaba cumplida.

lunes, 22 de agosto de 2011

El Consejo

mesa verde by nedlugr
mesa verde, a photo by nedlugr on Flickr.

El sismo sacudió la tierra, las máscaras cayeron. Almas jóvenes, viejas, con varias vidas pasadas quedaron sentadas a la mesa. El manto que los unificaba yacía en el piso.
El joven guerrero entró al salón y se encontró con los consejeros, con sus verdaderos rostros. Admirado él, admirados ellos. Por siglos muchos no habían visto su imagen, ni rastros de sus otras vidas.
El consejo por años había acompañado al pueblo con su saber, sabiduría divina, natural contenida en una imagen humana.
Ahora aquel hombre, diminuto ser, comprendía a sus guías. Nada era suyo por completo. El sismo lo había hecho llegar, la verdad lo sacudía y su vida comenzaba un nuevo camino. En la mesa lo esperaba un lugar.
Se sentó, la tierra nuevamente estuvo tranquila. Los 12 rostros comenzaron a lucir como siempre.
Un nuevo día amaneció.

lunes, 15 de agosto de 2011

Espejismos

Me tomé un descanso. Escritos sobre diferentes momentos históricos , el arte, las religiones quedaron sobre mi escritorio. La sed fue una excusa para la tregua en mi investigación.
Siempre en las historias y las películas en medio del desierto los moribundos persiguen sus espejismos.
Algunos sobreviven en búsqueda de esa ilusión.
Otros perecen con la emoción de haber llegado.
Repeticiones de lo mismo . Poco ingeniosos, pensé.
Me detuve frente al espejo de mi habitación.
El reflejo del vacío universal quedó ante mi última mirada.
La pila de esqueletos se acumulaba en la arena.
Era el momento de la verdad.

Terminaba mi espejismo.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Sin Luna

La Traición I by jorgecab
La Traición I, a photo by jorgecab on Flickr.

Noche de grillo ausente
y de luna apagada.
Ni la lluvia es presente
tristeza de almohada.

Se desgarra de amor
sin prisa y en calma,
padece su dolor
del cuerpo, en el alma.

Corazón sin camino
silencio más olvido,
velan este destino
y guardan lo vivido.

lunes, 1 de agosto de 2011

Su mirada


Desde el día que la había conocido sucumbía ante sus ojos. No dejaría que jugara con nadie más. Terminó con sus mentiras, arrojó el cuerpo al río.

Se sentó a esperar que vinieran por él. Somnoliento aguardaba justicia. Unas gotas lo despabilaron. Solo ella lo miraba emergiendo desde la otra orilla, invitándolo a que la acompañe. Sin parpadear caminó hacia ese pestañeo que lo embriagaba.

Tenían toda la eternidad para jugar al gato y al ratón.