martes, 19 de mayo de 2015

Un plan para el verano

– No es buena idea
– Que es la mejor idea del mundo
–  ¿ Y a quién le va a interesar?
– A muchos
–No, no, no me parece.
– Te digo que sé que es un negocio perfecto.
–¿Quién va a querer venir?
– Los familiares de los participantes.
– Bueno, en eso tenés razón,  los familiares van.
–¿ Y quiénes van a correr?
– Muchos,  noventa , no sé quizás más de cien .
–¿Y por qué?
– Porque es única, no existe ninguna.
– Tenés razón.
–Hasta los del récord Guinnes van  a estar.
– Y si los llamas, sí.
–Ponemos un premio grande y muchos puestos.
–¿Puestos?
–Sí, puestos, armamos una kermese con juegos, lugares para comer y también para tomar helados.
– ¿Y la carrera?
– Maratón te dije . Se hace.
– No entiendo.
– Todos felices las 10, 15 o 18 horas que dure todo. ¡Maratón y parque de entretenimientos!
– Con una banda y fuegos artificiales.
– Sí, eso también.  ¡Ya tenemos planes para este verano!

   Y pegaron un cartel: PROXIMAMENTE MARATÓN DE CARACOLES.

sábado, 21 de marzo de 2015

21 de marzo -Día de la Poesía


Expreso en estrofas
cosas que ni sabía
que en mí estaban
y escribirlas podía.
Pesar y tristeza
hay algunos días,
deshojando versos,
otoño de poesía.
Recuerdos de vida,
pinceladas de alegría.
Palabras de amor
como profecía
nítidas imágenes
sola o en compañía.
Poemas que curan
sueño de alma mía.


miércoles, 25 de febrero de 2015

El universo se mide en centímetros

Tus miradas y sonrisas
han superando mi sueño,
las palabras me desbordan
y es solo el comienzo.

Conocer tu existencia:
inolvidable momento
de lágrimas y emoción
en un abrazo intenso.

Las preguntas rodearon
días que tenían dueño.
Vivencias que emocionan
cada vez que las pienso.

Unos pocos centímetros
contienen mi universo.
Y este amor que siento

es simplemente inmenso.

martes, 17 de junio de 2014

El príncipe navegante



Sonaron las 12 campanadas que anunciaban la medianoche. En el escape perdió un zapato en la escalera.  Cuando llegó al muelle dejó el otro, último recuerdo de esa noche, y se lanzó al agua.  Las primeras gotas que rozaron su piel fueron suficientes para que volviera  a ser sirena.  El claro de luna le permitió ver al príncipe una vez más.  

Quien calce a la perfección estos zapatos será mi  compañera, lo oyó decir y, entre suspiros, se perdió en la espuma de las olas.
Un sonido inigualable que provenía del agua  lo sedujo. Buscó y buscó a la dueña de esos zapatos que lo acompañarían esperando a su dueña. 

Más de una doncella aguardaba ser elegida por el futuro monarca, esperaron su decisión pero él partió  hacia el mar, que lo llamaba. Con una pasión única navegó y navegó.  Tuvo en cada puerto un amor. Su vida transcurrió entre barcos y  playas; el susurro de las olas le recordaba aquella mujer.

sábado, 7 de junio de 2014

Renacer




Katerina yacía extendida en la arena. Un par de horas antes había pensaba que era su fin. Poco recordaba del desastre de la noche anterior, del barco no había podido rescatar más que su propia vida.
Después de recuperar las fuerzas se incorporó. El paisaje era una hermosa postal desierta. Perder la calma ante la soledad no era buena idea, se sentó en la arena y dejó caer la cabeza sobre su pecho. Cuando alzó la vista su asombro fue incomparable. Vio un ave, la más hermosa que pudiera existir, sobre una roca. Púrpura, rojo, oro ... componían un arco iris entre sus plumas. La hermosura misma se erguía frente a la tristeza.
El ave la miró, desplegó sus alas y remontó vuelo. Un extraño alivio invadió a Katerina. 
El ave descendió sobre las rocas y allí permaneció hasta el atardecer, como si no quisiera abandonarla. Con la luz del ocaso los colores se intensificaron, brillaban, parecía una llamarada en las rocas.
-¡Allí!!! ¡Allí hay alguien!!!- escuchó Katerina y unos hombres se le acercaron.
- ¿Quiénes son ustedes?
- No se asuste, no la vamos a dañar. Vimos el fuego desde nuestra embarcación.
- ¿Fuego?
- Si, el que hizo sobre la roca… si no la hubiéramos visto, señorita…¡mal la hubiese pasado en esta isla desierta!”
Katerina miraba sin entender. Vacilante, se acercó a las piedras; encontró cenizas y entre ellas un pequeño huevo que comenzaba a romperse. Los hombres la llamaban, ansiosos de volver al barco antes de que oscureciera. Fue hacia el bote, agradecida, supo que ella también había vuelto a nacer.


(Texto que está en mi otro blog, pero debe ser parte de Escritos Collage)

martes, 27 de mayo de 2014

La partida de ajedrez


Había aprendido cuando era chico.  Los movimientos en el tablero eran parte de su vida desde que recordaba.
Comenzó jugando con su abuelo, ocupaba sus tiempos de ocio entre blancas y negras. Se reían, de divertía mucho, a veces pensaba que lo dejaba ganar. Después aprendió que el triunfo no era un regalo, ni casual. Con cada derrota una nueva estrategia  se abría en el siguiente juego.
En la escuela, martes y viernes pasaron a ser la rutina de un entrenamiento analítico y exhaustivo. Diferentes jugadas inundaban su pensamiento.
El primer triunfo en un evento público encaminó el rumbo. Alfiles y torres enmarcaron la dedicación a favor de su dama y su rey. El esfuerzo y el esmero de un peón describían su vida.
Jaque mate:  lograrlo era su pasión, sufrirlo su desdicha.  En el tablero de su vida cosechaba triunfos y reconocimiento. El campeonato mundial se convirtió en la brújula de su existencia.
Batallas medievales se desgarraban en sus sueños.  Sacrificio de peones, caballos confundidos, torres caídas y un negro rey empalidecido por la muerte; su pesadilla. Esa escena encarnizada torturaba su mente. Ante ese augurio, invertía más horas de estudio para analizar y diseñaba su estrategia.
Esperaba en silencio. Al ver el movimiento de su adversario, hizo una mueca de satisfacción.
-          ¡Jaque mate! – sentenció certero.
 “Campeón mundial” se dijo para sí.
Entre las felicitaciones y los saludos, un placer único lo embarcó en una sensación de éxtasis anhelada.

 Más tarde, en soledad, se acercó al único tablero que ya no usaba, el de su escritorio, el de las partidas con el abuelo. Miró su nombre al pie del trofeo en sus manos. Ya no sabía si agradecer o maldecir, su deseo se había hecho realidad. 

miércoles, 14 de mayo de 2014

La alcoba del tercer piso

            Todo comenzó cuando alguien dejo abierta la ventana
             Desde hacía años la casa permanecía triste y solitaria. Monótonamente los habitantes repetían sus tareas. Sus vidas habían sido diferentes. La desaparición  cambió sus historias.
            Esa inexplicable noche marcó un antes y un después en la casona del boulevard.
            La alegría y la felicidad habían escapado, se esfumaron por la ventana  de la habitación de Samuel .
            Cinco años de preguntas sin respuestas.
Desde entonces la alcoba permanecía igual a la mañana de la verdad, del vacío, del niño ausente. Sin rastros, ni indicios en la quietud de la desesperación.  Cinco años intacta, la ventana cerrada para que ni la menor brisa alterara  lo único que les quedo. Un santuario de desolación se erguía dominando la casa.
            Rutina, silencio; sobrevivir la ausencia.
            En un pálido amanecer, el olor a tostadas y los pasos de los hermanos hicieron eco en los pasillos. Los padres sobresaltados se pararon frente al cuarto y empujaron la puerta entreabierta.  El viento matinal acunaba las cortinas.
            La voz de Samuel retumbó por toda la casa, los llamaba desde la cocina.
El lugar ya no era igual, la inmaculada  pared estaba poblada de palomas que se fundían con la pintura. 

El color descendía desde el tercer piso.

(Imagen del libro : "Los libros del Sr. Burdick)